Lorenzo Caprile: una trayectoria de excepción y un talento extraordinario son el sello de uno de los grandes de la costura española
Desde su
precioso taller, en el barrio de Salamanca, en Madrid, el magnífico modista
Lorenzo Caprile compartió conmigo su vocación, su maravilloso trabajo y una
estudiada capacidad, en unos minutos que me han sabido a glamurosa
trascendencia.
Madrid
había amanecido con un inesperado diluvio que trasformó las calles de la ciudad,
hasta entonces bañadas por un agradable sol de finales de verano, en caminos de
plata que discurrían bajo pasos presurosos, cientos de turistas sorprendidos en
ropa ligera y ciudadanos precavidos en pilotos (gabardinas) y coloridos
paraguas.
La mañana,
obviamente, había desobedecido el pronóstico de sol, disipando nuestras
ilusiones de piscina y tragos fríos en una terraza madrileña pero, sin embargo,
yo me sentía encantada porque nos encontrábamos en una de las ciudades más
bonitas de España, los enormes ventanales del hotel nos hacían partícipes del
hilo musical del agua vertiéndose sobre las aceras, tenía frente a mí a la
persona que más amo en el mundo, mi marido, sonriéndome detrás de una taza de
café caliente y un suculento desayuno y contábamos con la suerte de una de las
invitaciones más atractivas que una escritora curiosa como yo, y amante de la
moda y de sus protagonistas, puede llegar a tener: la del magnífico Lorenzo
Caprile, desde su taller del prestigioso barrio de Salamanca.
“Vamos de
boda”
El barrio
de Salamanca, en Madrid, discurre entre las calles Serrano, Claudio Coello y
Ortega y Gasset; preciosas calles enmarcadas por cientos de tiendas de lujo y
firmas comerciales reconocidas internacionalmente. Es una de las zonas más
comerciales de la ciudad y uno de los barrios de mayor nivel de vida de Europa.
Sobre una
de esas calles tiene su taller el modista Lorenzo Caprile, quien ostenta, con
renombrado prestigio y desde hace más de veinticinco años, una trayectoria que
lo ha consagrado entre los mejores del mundo de la costura.
Aquella
mañana, mientras la lluvia amenizaba nuestra escapada a la preciosa capital
española, nos acercamos hasta él para ser recibidos, como no esperábamos menos,
con un cuidado respeto hacia mi curiosidad que, a medida que pasaban los
minutos, intentaba disimular con infortunados resultados.
El nombre
del modista se escuchaba a lo largo del taller, las puertas se abrían y se
cerraban con presurosa insistencia y las pruebas de las novias se dejaban oír
desde el salón de la entrada, donde nos recibieron magníficos trajes de noche,
presentados en una bella escala de colores, que atrajeron de inmediato, y como
no podía ser de otra manera, mi atención.
Lorenzo
Caprile estudió en el Fashion Institute of Technology de Nueva York y en Florencia,
en el Politécnico Internacional de la Moda.
Su vocación
está inclinada en exclusividad al mundo de la moda, sin embargo, cuenta con una
formación académica como licenciado en Lengua y Literatura de la Universidad de
Florencia que lo convierte en un detallista de las expresiones, cuidándose
siempre de utilizar las palabras adecuadas y combinar de manera exacta los
sentidos de las mismas.
Hacia finales de los noventa toda su carrera,
consistente en trabajos para reconocidas firmas de moda, italianas y españolas,
desde principios de la década, época en la que establece su propia empresa en
el barrio de Salamanca, se hubo visto reconocida mundialmente al ser elegido
como el modista encargado de diseñar el vestido de novia de la Infanta Doña
Cristina. Con el paso de unos pocos años, su nombre y prestigio se hubieron
afianzado notablemente con diseños para importantes celebridades y magníficos
trajes para importantes acontecimientos que vestirían, de manera soberbia, a Su
Alteza Real la Princesa de Asturias, Doña Letizia Ortíz Rocasolano.
Todas estas
formaciones universitarias e importantes experiencias laborales hacen de
Caprile no sólo un gran artista sino, también, una persona interesante y muy
respetuosa, que sabe cómo actuar y ante quien hacerlo; un artista admirado por
sus clientas por el perfil emocional aplicado en cada una de sus creaciones,
sobre todo en los trajes de novia, orientados siempre, no sólo a la belleza y a
la elegancia de la mujer sino, también, a la satisfacción personal de cada una,
a su estilo, a su físico, edad y, por supuesto, y tal como él mismo lo menciona
en su libro “Vamos de boda” publicado en el año 2003, a su bolsillo.
Un
encuentro tan fugaz como inolvidable
Aquella
mañana, Ángeles nos recibió en la oficina de calle Claudio Coello con su
acostumbrada sonrisa y su trato amable y la encantadora Lola nos guió a través
de todas las esquinas del hermoso taller del modista madrileño. Hemos tomado
contacto con cada uno de los más de diez artistas que, junto con el modista,
cumplen tan importantes sueños de costura, y nos dejamos llevar por el embrujo
de unos fantásticos diseños y de un trato exquisito, que culminó con fotos y
entrañables obsequios que consiguen que hoy, y desde mi escritorio de trabajo,
recuerde aquel encuentro como uno de las más distinguidas oportunidades de
contactar con verdaderos artífices de la costura española.
Lorenzo
Caprile se despidió colocando un libro autografiado en mis manos en el que
aconseja sabiamente y con su afabilidad acostumbrada los pasos más adecuados
para elegir tu vestido de boda (“Vamos de boda”-Ed. Temas de hoy/2003) y una
hermosa flor blanca en la solapa de mi chaqueta, regalos que conservo como
recuerdo de un modista de excepción, el cual, y debido a su gran talento para
la costura y a su simpatía, se ha convertido invariablemente, para mí, en una
artista inolvidable.
http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2013/09/21/nosotros/NOS-18.html
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