Tarde flamenca en el Museo Carmen Thyssen
La historia suele cautivarnos mucho más cuando la
relatamos de una manera amena y atractiva y, sobretodo, cuando la contamos con
la pasión de lo que nos gusta y de lo que sabemos hacer.
La periodista Lorena Codes,
la bordadora artesana María José Sánchez Espinar y el diseñador de la firma Montesco, Mario Camino,
nos guiaron en la tarde de ayer, y en un ambiente de sabida excelencia, a
través un maravilloso mundo de mantones y mantillas, pintores y reinas,
herencias generacionales y consabidas tradiciones a través de abiertas
exposiciones con claras connotaciones de costumbres familiares.
La belleza de bordados de inigualable colorido y majestuosidad expuestos por las exquisitas manos de su diseñadora y bordadora, junto al talento indiscutible de Mario para embellecer una silueta femenina con una mantilla y la afabilidad de la exposición de Lorena, fueron determinantes para que el Museo Carmen Thyssen se convirtiera en un rincón privilegiado de la ciudad, con aroma a costumbres que permanecen intactas a través de los años, en el corazón de un pueblo amante de su historia.
Siempre es un privilegio responder a estas invitaciones porque me permiten compartir la riqueza de quienes me reciben cada día con tanto cariño y me hacen partícipe de sus costumbres más arraigadas y queridas. Compartirlas es la única manera de aprender y de descifrar mejor el espíritu de la ciudad, para seguir enamorándose de una tierra como Málaga, que resplandece con el brillo de su gente.
La belleza de bordados de inigualable colorido y majestuosidad expuestos por las exquisitas manos de su diseñadora y bordadora, junto al talento indiscutible de Mario para embellecer una silueta femenina con una mantilla y la afabilidad de la exposición de Lorena, fueron determinantes para que el Museo Carmen Thyssen se convirtiera en un rincón privilegiado de la ciudad, con aroma a costumbres que permanecen intactas a través de los años, en el corazón de un pueblo amante de su historia.
Siempre es un privilegio responder a estas invitaciones porque me permiten compartir la riqueza de quienes me reciben cada día con tanto cariño y me hacen partícipe de sus costumbres más arraigadas y queridas. Compartirlas es la única manera de aprender y de descifrar mejor el espíritu de la ciudad, para seguir enamorándose de una tierra como Málaga, que resplandece con el brillo de su gente.

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