Verónica Romero, cuando el arte aprende a pincelar a través del corazón
La artista plástica Verónica Romero nos muestra la
esencia de sus pinturas, engalanando con
su cordialidad y trabajo constante las calles de Málaga a través de obras lineales
de extremo colorido y belleza.
“Es increíble cómo pasa el tiempo.
Las mañanas se deslizan como sobres debajo de una puerta
esperando a ser abiertos y el día termina justo cuando acaba de empezar. (…)”
Así comienzo el séptimo capítulo de la segunda parte de
mi libro “Entre dos lunas”, editado en Málaga por Editorial Vértice.
“Es increíble cómo pasa el tiempo”…
Eso mismo nos dijimos Verónica Romero y yo cuando
intercambiamos por primera vez, y luego de seis años de vernos prácticamente a
diario a través de los pasillos de El Corte Inglés, nuestras inquietudes
artísticas y vimos que, finalmente, nos habíamos encontrado a través de
nuestras coincidencias, después de conocernos desde hace tanto tiempo.
En un cuarto piso de calle Calderería, en el centro de
Málaga, se abre al arte y a los amigos el estudio de la pintora Verónica
Romero.
A través de las ventanas se cuelan apreciaciones clásicas
de las calles del casco histórico de la ciudad y se aprecia un maravilloso
pellizco de uno de los iconos más relevantes de Málaga, como lo es la cúpula de
la Catedral malagueña, mientras la vista se pierde más allá de los techos de
tejas envejecidas que ilustran las vistas y le otorgan, al ambiente, una hogareña
calidez que incita a envolverse entre las pinceladas plagadas de colores de la
pintora antequerana.
Verónica Romero nació en Antequera, ciudad situada a
cuarenta y cinco kilómetros al norte de Málaga, pero ha vivido en esta ciudad
desde pequeña donde, y desde hace ya veinte años, brinda los resultados de su increíble
empeño, de su trabajo constante y de sus percepciones artísticas a través de
numerosos proyectos que en muchas ocasiones le han llevado a exponer sus obras
en diversos países europeos, como Italia, Alemania y Holanda, coordinados para
el Ayuntamiento y la Universidad de Málaga.
Dentro de su cotidiano bagaje de actividades culturales
se encuentra la organización de talleres plásticos con artistas españoles y alemanes
mediante un proyecto de intercambio artístico cultural entre las ciudades de
Málaga y Passau, en Alemania, tarea que le reporta la enorme satisfacción de compartir
su trabajo con personalidades jóvenes y emprendedoras del ambiente artístico,
independientemente del orgullo que le produce el hecho de poder, a través de sus
capacidades, cooperar con otros países de tan importante envergadura cultural.
Es una mujer tenaz y muy creativa. Sus obras definen
claramente su carácter decisivo mediante formas geométricas con bríos perfeccionistas,
sumido en la búsqueda permanente del arte pictórico como medio de transmisión
de sensaciones y emociones a las que bien sabe ponerles forma y color a través
de la técnica del acrílico, sobre lienzo o papel.
Su tarea comienza muy temprano abriendo las puertas de un
estudio que inmediatamente se llena de acordes musicales y de amigos, mientras
el sol busca precipitarse entre las sombras de los edificios lindantes a través
de los cristales de las viejas ventanas de madera blanca del edificio.
Verónica Romero y sus compañeros de trabajo comienzan así
un día más con sus habituales tareas artísticas detrás de los sueños e
ilusiones que forjan como una actividad habitual y espontánea, a través de expectativas
comunes.
Si tus obras conquistan admiraciones, si
despiertan sentimientos que ni siquiera te habías propuesto despertar, si
encuentras palabras en la combinación de los colores y sabes expresar tus visiones
y anhelos a través de la pintura, eres una pintora prodigiosa.
Pero si, además de todo eso, tus proyectos se comparten y suman más que las pinceladas que abrigan tus lienzos; si la puerta de tu estudio permanece abierta para que fluyan sonrisas y abrazos, como meta prioritaria del día; si decides seguir creciendo y eliges hacerlo en buena compañía y siempre hay café caliente para tus amigos, entonces, eres una verdadera artista.
Pero si, además de todo eso, tus proyectos se comparten y suman más que las pinceladas que abrigan tus lienzos; si la puerta de tu estudio permanece abierta para que fluyan sonrisas y abrazos, como meta prioritaria del día; si decides seguir creciendo y eliges hacerlo en buena compañía y siempre hay café caliente para tus amigos, entonces, eres una verdadera artista.
Verónica Romero: una
verdadera artista en el centro de Málaga.
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